lunes, 14 de febrero de 2011

EDITORIAL DEL AUTOR AUN VIGENTE ¡ A LA CARGA!

Porque la Independencia hay que lograrla ¡A LA CARGA!


Juan Carlos Niño, para la marcha Nacional del Bicentenario. Tomado de www.surcolombiano.com 

“Pueblos en que la juventud no piensa, por miedo al error y a la duda, están destinados a ser colonias” 
Fernando Gonzalez.

La naturaleza de las circunstancias actuales, la solida brega y campaña de quienes quieren cambios, la esperanza y el suficiente tiempo desde el que se están preparando, está marcando para los jóvenes del país un nuevo camino; los verdaderos héroes nacionales van apareciendo esta vez colectivizados, y sus propósitos ya maduros componen hoy la base fundamental de nuestros sueños, propósitos y metas.

Durante estos años, sus ideas camufladas en la manigua, en la montaña o el llano, latentes en los jóvenes de barrio, estudiantes de colegio y universidad, han venido difundiéndose amplias y universales, radicales y concretas, mientras forjan espíritus juveniles indómitos, logrando construir en ellos, una conciencia amplia y un accionar constante y decidido, evidente en los hechos que los han mantenido vivos durante todo este tiempo.

Junto a nuestra heroína Policarpa, al ejemplo valiente de Bolívar y al noble sueño del Che, hemos venido desenvainado feroces y con ímpetu responsable, las verdades que vilmente han escondido, sobre nuestra realidad e historia, y de paso, organizados y movilizándonos, hemos venido convenciéndonos de nuestros firmes propósitos. El silencio se ha venido rompiendo, el miedo se ha venido superando.

No se puede mantener, ni podemos seguir sordos a un discurso de gobierno que presenta profundas inconsecuencias. El futuro de nuestra generación esta en inminente riesgo, y las universidades y la sociedad nos hemos quedado cortos para enfrentarlo. El ejercicio de la oposición ha tenido que trascender del plano de lo contestatario al plano de lo propositivo, proponer la resistencia social como herramienta es el primer paso, y proponer de manera concreta las transformación de la sociedad es el siguiente. 

Como estudiantes y jóvenes, hemos optado por asumir una actitud clara y sincera con el país. Nos reclamamos consecuentemente patriotas, pero de la patria grande que soñó Bolívar, de la América toda, y estamos de acuerdo en aceptar, que la independencia Colombiana esta trunca, es falsa, se ha envolatado, se ha venido aplazando y ha terminado enredada en las despiadadas leyes que socavan al país. Sentimos la necesidad de refundar la patria, armonizar a América, transformar la sociedad de raíz, sus aspectos morales y culturales, la educación y la industria, el desarrollo agrícola y científico, la reconciliación y la paz con justicia social, a esto apuntan nuestros objetivos, de esto se nutren nuestros propósitos. Somos los jóvenes los protagonistas, los llamados a la transformación. 

Hemos aprendido en estos doscientos años lo suficiente, la creatividad del horror, expresión de una sociedad acostumbrada a la violencia como forma de vida, va a hacer cambiada por la creatividad para el desarrollo y el cambio. Comprometemos nuestra vida, para desnudar la falsedad del discurso que sobre desarrollo nos han venido ofreciendo y argumentando. Somos conocedores de las verdaderas intenciones que tiene el nuevo gobierno, las corporaciones multinacionales, y la neo colonización que estamos viviendo, y aunque el pensamiento de colonia culturalmente enraizado, lo hemos heredado de los falsos héroes y los malos gobiernos de la Nueva Granada, hoy desde la juventud, hemos construido y forjado una nueva conciencia de cambio, y trascendencia concebida desde la resistencia, nutrida firmemente de la grandiosa magia raizal y ancestral. 

Y así como se han ido desvaneciendo los discursos que encubren atrocidades, hemos ido presentándole a la sociedad, en nuestros actos, cuáles son nuestras intenciones, que consideramos que debe cambiar, nuestros objetivos y metas tan justas y necesarias. 

Sobre la educación 

Los jóvenes desde los tiempos de Nariño, Camilo Torres, la Pola, Sucre y Cordova, le hemos propuesto al país y al mundo, una sola cosa, dejar pensar y permitir hacer. En ella se resume lo que queremos de educación y de sociedad.

La secuela más grande de la manipulación, el impacto más grande de la violencia, el resultado de la pobreza y la miseria, el fruto del engaño, el encubrimiento y la mentira, ha sido la incapacidad que tenemos los colombianos, para pensar, y por lo tanto para soñar, proponer y desarrollar. 

Para nosotros la actividad humana de pensar, significa un todo, un conjunto armónico de elementos imprescindibles. Para el correcto ejercicio del pensar y por consiguiente para el hacer, no solo bastan los claustros y un manual, ni siquiera seguir la actual legislación. 

Seguiremos reiterando que la principal dificultad para el desarrollo de la educación del país, es la imposibilidad de decidir por nuestra cuenta el rumbo, la orientación de la investigación, el manejo autónomo de los recursos, la creación de programas acordes a la lógica regional, y las necesidades sociales, y más importante, de poder influir de manera directa en el desarrollo del país. La concepción autoritaria y autocrática del actual modelo educativo, precisamente no lo permite.

Mientras se niegue la democracia como el autentico valor inherente a la educación en su labor de forjar la conciencia y de construir ciudadanos, se seguirá aplazando la independencia, estaremos condenados al atraso y a la expoliación. 

Le seguiremos insistiendo al gobierno la necesidad de tener en cuenta el consenso de quienes integran el proceso educativo en el país. Los jóvenes estudiantes de Colombia, hemos decidido detener con nuestros esfuerzos la evidente descomposición de la educación pública, no estamos de acuerdo con la idea que de ella han creado y mantenido los gobiernos que han propuesto reformarla, y seguimos apostando que la única manera es profundizar y radicalizar la democracia, empoderarnos desnudando las falsas intenciones, criticando la inconsecuencia y lo infecundo que resulta, aquí, consideramos está la clave de los cambios necesarios. 

Las regiones del país padecen de una profunda, evidente y dolorosa crisis humanitaria, la guerra ha sumido el país en un horror que nos ha vuelto insensibles, las cárceles son el mejor reflejo de la sociedad, de su pobreza. La delincuencia, la drogadicción y de igual manera la corrupción gobiernan. ¿Y las universidades, escuelas y colegios? Están pasmadas, inmóviles, celebrando independencias falsas, adulando héroes que no lo son, sus administraciones están postradas, castradas de decisión y sin criterio.

La incapacidad de ejercer la autonomía en la educación, o mejor, la idea equivocada que ha pretendido infundir la normatividad del país y los consecutivos gobiernos, han alejado tan vertiginosamente la educación de la realidad del país, que las universidades nada importan en los diseños del desarrollo regional, en combatir la pobreza y el hambre, sus programas no obedecen a lo que se necesita, no entendemos, para que siguen las instituciones educativas de Colombia graduando profesionales cuando no hay suficiente empleo y cuando desde allí no se están diseñando las estrategias para evitarlo. 

Que episodio más triste, una educación superior incapaz de pensar ideas que generen trabajo suficiente para todos. En Colombia nos estamos llenando de doctores, licenciados, abogados, ingenieros, insolentes e insensibles, y seguimos sin caminos, sin agricultura, sin desarrollo; las instituciones y quienes las integran, ni siquiera se involucran en aspectos como el conflicto que vive el campo colombiano. 

Una educación así, sin sentido no se puede mantener, ni siquiera defender. Como defender la incapacidad para generar ciencia, para entender la realidad, para proponer la reconciliación y la armonización social. 

Colombia es un país en esencia regional. Cada una de ellas tiene la capacidad de proveer lo suficiente para enfrentar las consecuencias directas de la pobreza y del conflicto, estamos comprometidos para que así sea. Las universidades deben obedecer a esta lógica, de no hacerlo están conminadas a desaparecer a seguir inconsecuentes y anacrónicas. Si lo hacen, será la punta de lanza para completar la gesta libertadora iniciada hace poco más de 200 años. 

Necesitamos ponernos de acuerdo los jóvenes y la sociedad. Frente a las reformas lascivas que pretenden imponerles a la educación, debemos enfrentarle una contrarreforma radical y profunda, que recupere lo perdido y construya un nuevo horizonte. Necesitamos una voluntad colectivizada, unida y cohesionada, un compromiso sincero. No es una tarea fácil, pero es una tarea posible. Tomarnos las universidades, los colegios y las calles, proponer el tipo de educación acorde a las necesidades regionales y a los sueños individuales, exigir los recursos necesarios, acabar la corrupción y desterrar los corruptos, proponer alternativas económicas, políticas y sociales al conflicto, son algunos de los propósitos que tenemos. 

Mantenemos nuestro compromiso con la transformación social, y seguimos reclamando para nuestras regiones una adecuada distribución de la tierra, salarios integrales para todos los trabajadores del campo y la ciudad, una reforma urbana definitiva y una adecuada reforma fiscal, a construir un verdadero gobierno nacional de las mayorías, sincero y comprometido con el cambio. Necesitamos que esta oligarquía criolla y mezquina le devuelva a los colombianos, lo que en estos años le han arrebatado, que se acabe el clientelismo y las mafias, a eso nos seguimos comprometiendo.

Sobre el desarrollo

Defendemos e insistimos en una mirada al desarrollo totalmente contraria a la que el gobierno, la mayoría de congresistas y un sector de la sociedad Colombiana, se han empecinado en defender.

De ningún modo podemos aceptar que se hable de desarrollo social, económico y político en el país, cuando no se ha podido superar un conflicto que ha desbordado lo atroz, tenemos una tasa de desempleo preocupante, cuando las cárceles están atestadas, la delincuencia es cada vez mayor y ha permeado el estado en su totalidad. 

El desarrollo lo encontramos en el disfrute de las potencialidades geográficas y estratégicas del país, en el goce a plenitud de la biodiversidad. Vemos con riesgo nuestra soberanía, se ha advertido de las graves consecuencias políticas y económicas que trae la instalación de bases militares norteamericanas en el país, así como de los pactos bilaterales que incluyen mas infantes e inteligencia extranjera desarrollando actividades en todo el territorio nacional. No estamos de acuerdo en esa ayuda, no es necesaria. Creemos por supuesto, en que una salida política y negociada con las guerrillas que persisten en Colombia, es un salto hacia afuera de la barbaridad, un gran paso al desarrollo y una recuperación a la soberanía. Evitar la continuidad de la guerra, reconciliar y reconstruir la nación, es la gran apuesta que la juventud le plantea al país. 

Tenemos grandes dudas sobre el papel realizado por esta oligarquía que ha gobernado al país en estos 200 años; han endosado nuestra libertad entregando la riqueza natural y biológica del país, de nada sirve ser potencia en biodiversidad, en agua y minerales cuando somos incapaces de satisfacer las necesidades básicas de nuestro pueblo. Tenemos que hacer memoria histórica para no olvidar las innumerables pérdidas de territorio, tenemos todavía fresca la dolorosa perdida de panamá. A nuestra generación y las anteriores les han castrado la posibilidad de gozar de tan hermoso país.

Debemos decir finalmente que hay un gran esfuerzo por desentrañar el discurso que se ha ido construyendo en los años de este actual gobierno, y desde la apertura económica. Las leyes del país, las decisiones de los ministerios y las negociaciones con gobiernos extranjeros hoy poseen una cargada utilización de términos y de conceptos, un lenguaje leguleyo y formalista, que se convierte en las palabras mágicas que encubren la entrega del territorio del país a multinacionales.

La resistencia se convierte en nuestra herramienta necesaria. La confianza inversionista, las leyes del país, y las decisiones de los gobiernos locales y nacionales, están afectando y poniendo en riesgo nuestro propio futuro y tenemos derecho a oponernos. 

El desmonte de mega proyectos de hidroeléctricas y de minería a gran escala, es uno de nuestros principales propósitos. La generación y el apoyo de proyectos generados por las universidades del país, el avance científico en el conocimiento de nuestro entorno, y el planteamiento de soluciones definitivas a los problemas ambientales generados por la tala y quema de bosques. Esa es nuestra propuesta. Necesitamos darle la confianza, y los medios necesarios a la educación para que genere las ideas necesarias y armónicas para la solución de los problemas, para la felicidad colectiva.

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